viernes, 2 de marzo de 2007

Teléfonos móviles y esposas.

Ayer fue el Día sin movil, y la verdad es que no me acordé del teléfono en todo el día. Por suerte mi relación con ese aparatejo es muy poco intensa, lo que se agradece bastante a final de mes. Únicamente lo uso para mandar algún sms cuando tengo que quedar con alguien. No puedo entender a la gente que se pasa el día colgada al móvil, hablando sin parar y descargando jueguecitos y politonos. ¿Cómo vivían antes de su aparición? Tampoco se vivía tan mal ¿no? Todavía recuerdo la época en que la gente los comenzó a usar. Me daba miedo ver a personas hablando solas por la calle, y eso que los teléfonos eran enormes y se veían perfectamente, pero no podías evitar pensar ¿Éste está esquizofrénico o qué le pasa? Supongo que ha sido toda una revolución para esas personas que mantienen animadas charlas consigo mismas en lugares públicos (esquizofrénicos, excéntricos o trastornados en general), porque ya no se les mira con mala cara. Les ves sin una mano en la oreja y piensas que llevarán el Bluetooth puesto... Parece mentira que sea psicóloga, lo sé, pero hay que mirarlo por el lado bueno: han ganado en calidad de vida y normalidad.

Otra noticia que me ha parecido cuanto menos curiosa, si no descojonante, ha sido la de una reportera que se ha esposado a Hugh Grant en el estreno de una película, ¡sin las llaves de las susodichas esposas! Menuda lumbreras... aunque tampoco me parece tan mala idea. Se me ocurren un par de personas o tres a las que me podría esposar un rato (y mereciera la pena que luego te lleven a comisaría). El vídeo de la intrépida cronista ya está en
YouTube (of course).
Creo que yo tenía unas esposas por ahí... ¿o se las quedó mi ex? Voy a rebuscar un poco...