miércoles, 10 de octubre de 2007

De salud mental.

Hoy es el día mundial de la salud mental. Para la OMS (Organización Mundial de la Salud), la salud mental es "un estado sujeto a fluctuaciones provenientes de factores biológicos y sociales en que el individuo se encuentra en condiciones de conseguir una síntesis satisfactoria de sus tendencias instintivas potencialmente antagónicas, así como de formar y mantener relaciones armoniosas con los demás y participar constructivamente en los cambios que pueden introducirse en su medio ambiente físico y social." Mi enhorabuena al que haya leído este trabalenguas entero. Destila un tufillo postanalítico que no me gusta demasiado, así que me quedo con su definición de salud (a secas): "El completo estado de bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de dolencias o enfermedad." Esta me gusta más. Sobre todo el hincapié que se hace en que la salud no es sólo falta de enfermedad.

¿Y para qué sirve este día mundial de la salud mental? Se supone que su objetivo es concienciar a los ciudadanos de a pie de la importancia que tienen en nuestra sociedad los trastornos mentales, que afectan a casi una de cada diez personas, e intentar normalizar un campo y una problemática que está muy estigmatizada. Normalmente al pensar en enfermos mentales a cualquiera se le viene a la cabeza la idea del esquizofrénico paranoide, con sus alucinaciones y sus delirios, potencialmente peligroso para sí mismo y los demás, encerrado en un hospital psiquiátrico. O la persona que sufre depresiones tan graves que tiene que dejar su vida normal (trabajo, amigos, etc.) para poder superarla. O el psicópata sin ningún tipo de sentimientos, ni asomo de empatía, que disfruta dominando a los demás.

No, señores, la enfermedad mental abarca muchísmo más. Este día habrá cumplido su propósito cuando nadie se ofenda si le dicen (o diagnostican) que es un enfermo mental, igual que nadie se ofende si le dicen que está enfermo, que tiene una gripe o que es miope. Porque una persona que no puede disfrutar de su vida, que no puede rendir en su trabajo, que no siente placer en las relaciones con los demás, que no puede disfrutar de una vida sexual plena, que se siente abrumado por las demandas de la sociedad, entre otras muchas cosas, no es una persona sana. Y a estas personas hay que apoyarlas para que busquen ayuda y mejoren su calidad de vida. No mirarlas con miedo o compasión.

He dicho (qué sentenciadora me pongo, goder).

PD: Y de paso me despido hasta el lunes, que me voy de puente a Coruña. ¡¡¡Me voy de pueeeenteeee!!! ¡Quédeputamadreee! ¡Tengo unas ganas locas-locas! ¡¡¡Yupiiiii!!!
PD2: He hecho un recopilatorio de música viejuna, para no atormentar a Dani con demasiado Pop dulzón (ni que él me atormente a mí demasiado con el metal of the power of the... y eso). Abriendo boca diré que incluye canciones de Dire Straits, Queen, Clapton y viejunos del estilo. Pa muestra:

¡Ups! Se me ha colado Jet... :P

PD3: Y esta noche... ¡¡¡chachachá!!! Hoooy... Ferrán Adriá, creo. ¡Efectivamente y... no! Me encanta la nueva promo del programa. ¡Es guay beber solo! XD

2 comentarios:

Quico dijo...

Feliz puente!!!!

Muy bueno el post. Esto me interesa mucho, es una de esas cosas que me da "miedito", como tú dices. Tengo dos amigos, con uno lo viví más de cerca que con el otro, a los dos les dió no sé qué de repente. No me lo explico, cambiaron de la noche a la mañana y eran gente sanísima. Uno no se ha recuperado demasiado bien, el otro está practicamente curado. Y lo peor es que no sabes como ayudar.

Bueno, pasatelo de CATEGORÍA!!! (estilo gañan valenciano)

Ana dijo...

Graciarl!!! Me lo he pasado mu bien. Incomunicada, pero genial. Mañana tocará post.

Estos temas cuando te tocan de cerca te das cuenta de lo complicados que son. Y lo que tú dices, el no saber qué hacer, es lo peor de todo.